Él
pendiente de una mujer que no puede controlar.
Ella
controlando un hombre del que no puede estar pendiente.
Él
pensando en ella siempre
haciendo de su existencia un altar.
Prudente y protector
encantado por su única presencia
vive el fulgor del insomnio
aliado eterno
que no supo adivinar.
Ella
atrapada
entre salvaje y formal delinea poesía
con mágica impunidad.
No puede resistir los encandilamientos
dejando inspiración y huellas de mito
mientras desordena su perfume
el pensamiento real.
Ambos, víctimas de un hechizo.
Sueños que viajan y no saben volver.
Pacto secreto mayor y mejor.
Perfección idónea para enloquecer.