Laura G. Miranda

Laura G. Miranda

BUENOS AIRES

A mí se me hace cuento que empezó
Buenos Aires: La juzgo tan eterna
como el agua y el aire.
Jorge Luis Borges

Yo te veo Buenos Aires saciada de incesantes emociones
húmeda de peligros, sin precaución, ni paz, ni descanso.
Buenos Aires de amor, de locura, de fantasmas
envuelta en tu ruido, mi pasión y algún milagro.
Yo te siento, Buenos Aires, en mi sangre que no es tuya
seducida por tus luces, tu música y tu encanto
cueva de múltiples desafíos, sin límites ni escenario.
Yo te huelo, Buenos Aires, en el aire que refresca mi alma
con el perfume de tus calles y la antigüedad de mi relicario.
Buenos Aires, de ayer, de hoy y de siempre…
estás dentro de mí, hecha una con mi mar
y confundida entre mis miedos y mis entusiasmos.
Sos mi padre en la letra de aquel tango
que despierta mi memoria de callejones y lunfardo.
Yo te extraño, Buenos Aires, aunque aún no me he alejado
tengo mi playa sin San Telmo
y mi gente, lejos de tu ensueño y cerca de mi llanto.
Yo te quiero, Buenos Aires, porque aprendí a vivirte
sin ley ni pecado, desde adentro y sin retorno
con mi piel y tu lujuria, tu barro y mi pasado.
Yo te llevo, Buenos Aires, con el rostro que hoy me espera
y te robo astillas de tu invierno en mi mirada pasajera
para volver con la fuerza de tus gestos
y la velocidad de tus pasos, a quedarme, Buenos Aires
a buscar lo que hoy te dejo y olvidar el motivo
que rebelde hacia vos un día me trajo.