Me deleita la armonía lineal y la belleza inédita
de una escena de esgrima.
Respeto, honor, entrenamiento, sabiduría
estrategia, protagonismo, clase, reciprocidad.
Combate con estilo propio como el de los amantes.
Conversación entre armas próximas
espacio donde el silencio y la concentración
se traducen en extenuante éxtasis de ideas
ámbito de genialidad presuntamente resuelta
donde un touche sería un para siempre
donde la percepción de siempre encuentra su razón de ser.
Como en el encuentro que pretende el romance
asombra la velocidad de acción impuesta por los sentimientos
invade la apreciación de tácticas nunca observadas lo suficiente
que se desintegran frente a una sola y única mirada.
Se apresura el diálogo de los gestos innatos.
Se procura no salir de la pista con los dos pies.
Se evita el castigo de las condenas indignas.
Se elude el fracaso, el olvido y la rutina.
Supone su destreza el desplazamiento necesario
para alcanzar trofeos que agobien de placer el alma.
Touche a las partidas perdidas y a los domingos.
Touche a las vanidades y monstruosidades de la vida.
Celebro el único gusto con sabor a todo
lugar donde creo mi propio esgrima.